Palaos – día 5

Empezamos nuestro quinto día en Palaos explorando las islas de una nueva forma: ¡por aire! Tras ello, visitamos en coche la isla de Babeldaob, la mayor del país. En ella pudimos descubrir distintos monumentos tradicionales y modernos relacionados con la cultura e historia palauanas.

Cuando empezamos a organizar nuestro viaje a Palaos, algunas de las fotos que más nos impresionaron fueron las vistas de su multitud de islas desde el aire. Por ello, consideramos indispensable hacer una ruta sobrevolando Palaos, que programamos como primera actividad para el quinto día de nuestra estancia. Existen dos compañías que ofrecen este tipo de servicio: Smile Air (en avioneta) y Palau Helicopters (en helicóptero). Ambas realizan recorridos similares, pero los precios de Palau Helicopters son considerablemente más caros. Por ello, nos decantamos por Smile Air. 

Nuestra recomendación es hacer el recorrido C, ya que es el más completo (con aproximadamente 1 hora de duración) y permite disfrutar de las vistas de todo el archipiélago desde Koror hasta Peleliu, pasando por todas las Islas Rock. Tiene un precio de 260 dólares por persona, además de un suplemento de 10 dólares para llevar la puerta lateral abierta, lo cual es muy aconsejable ya que permite hacer fotos de mucha mejor calidad (a nosotros no nos lo cobraron). Queremos mencionar además que el equipo de Smile Air se encargó de tramitar nuestra reserva de un coche de alquiler, que nos tuvieron preparado para recoger tras acabar el vuelo.

Tras recogernos en nuestro hotel y llevarnos al aeropuerto, nos reunimos con nuestro piloto, originario de Japón. Tras enseñarnos la avioneta con la que íbamos a volar, una Cessna, ¡iniciamos nuestro vuelo! Fue nuestra primera vez volando en avioneta, y nos resultó muy divertido. Como os mostraremos a continuación, en el recorrido pudimos reconocer todos los lugares y puntos de buceo que habíamos visitado durante los días anteriores.

Avioneta Cessna

Desde el primer minuto, quedamos impresionados por las vistas. Gracias al buen tiempo que hacía, pudimos disfrutar de las islas, canales y arrecifes de Palaos en todo su esplendor. Avanzamos hacia el sur, pasando primero por la isla de Ngeruktabel. Allí pudimos ver la Milky Way, fácilmente distinguible por el característico color turquesa de sus aguas (¡además de los múltiples barcos turísticos que había en ella!).

Zona Koror – Ngeruktabel

Continuamos hacia la isla de Mecherchar, la última gran isla antes de llegar a Peleliu. Aunque ya habíamos navegado en múltiples ocasiones entre las Islas Rock los días anteriores, verlas desde el aire es algo completamente diferente e impresionante. En Mecherchar pasamos sobre el lago de las medusas. Gracias a sus patrones migratorios, que provocan que se muevan coordinadamente y se concentren en distintas zonas del lago a lo largo del día, ¡es posible verlas desde el cielo! Si ampliáis la penúltima de las fotografías que os dejamos en la siguiente galería, podréis ver una zona de color marrón en la región derecha del lago, causada por la gran acumulación de medusas doradas.

Zona Ngeruktabel – Mecherchar

En el siguiente vídeo de la zona de Mecherchar se puede apreciar también la concentración de medusas en el lago.

Desde allí continuamos hacia el sur, sobrevolando la zona entre Mecherchar y Peleliu. Es una zona con multitud de arrecifes poco profundos e islas de menor tamaño. En ella se encuentra Long Beach, otra de las playas arenosas más conocidas de Palaos, y llamada así por la gran lengua de arena que emerge cuando la marea está baja. Aquí también pudimos ver desde el cielo el German Channel. Como ya os mencionamos, este canal fue construido por los alemanes durante su breve período de ocupación de Palaos. Su origen artificial se puede apreciar en su menor anchura y mayor rectitud, comparado con el resto de canales de Palaos, de origen natural. Poco antes de llegar a Peleliu pasamos por encima de la isla Carp, que tiene una muy característica forma de estrella. 

Zona Mecherchar – Peleliu

Mientras sobrevolábamos Peleliu, ¡tuvimos la suerte de poder ver el arcoiris! Esta pequeña isla de poco más de 500 habitantes constituye por sí sola uno de los estados de Palaos, y en ella tuvo lugar una de las batallas más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial. El última día de nuestro inolvidable viaje a Palaos lo dedicamos precisamente a explorar esta isla, ¡por lo que os contaremos más detalles muy pronto! Por el momento, aquí os mostramos la belleza de Peleliu desde el aire.

Isla de Peleliu

Tras haber llegado a la punta sur de Peleliu, dimos medio vuelta y emprendimos el regreso hacia Koror. Pasamos sobre la isla de Ngemelis, rodeada por arrecifes de coral de escasa profundidad. Cerca de ella se encuentra el Blue Corner, donde habíamos buceado pocos días antes. ¡Entendimos entonces perfectamente por qué recibe este nombre! Como podéis ver en la siguiente galería, se trata de una meseta marina con forma triangular que sobresale como una esquina turquesa en las aguas de mayor profundidad. Gracias a la gran transparencia de las aguas de Palaos, era incluso posible ver la sombra de los barcos en el fondo del arrecife.

Zona de Ngemelis

Desde allí nos dirigimos hacia las que quizás sean las más emblemáticas entre las Islas Rock: las Islas Setenta (Seventy Islands), conocidas en palauano como Ngerukeuid. Es un grupo de unas 40 islas deshabitadas situadas al oeste de Mecherchar, y son uno de los lugares más emblemáticos de Palaos. Constituyen una reserva natural con protección especial, por lo que no está permitido su acceso a turistas.

Las Islas Setenta

Seguimos hacia el norte en dirección Koror, sobrevolando la alargada isla de Ngebedangel. ¡Por el camino pasamos muy cerca de nubes tormentosas! Afortunadamente, nuestro experimentado piloto se encargó de mantenernos una distancia de seguridad en todo momento. ¡Tuvimos suerte de que la tormenta pasara únicamente al final de nuestro vuelo! Tras disfrutar de unas buenas vistas de Koror, incluyendo el Puente de la Amistad Japón-Palaos que conecta este estado con Airai (al sur de la isla de Babeldaob), aterrizamos sanos y salvos en el aeropuerto.

Zona Ngebedangel – Koror

Una vez en tierra, recogimos nuestro coche de alquiler. Como os mencionamos anteriormente, la mayoría de compañías turísticas de Palaos pueden encargarse de reservaros un coche. Sin embargo, nosotros encontramos que la mejor forma de aprovechar el tiempo es realizar el tour aéreo por la mañana, y a continuación recoger inmediatamente el coche para visitar los puntos de interés en la isla de Babeldaob. Por ello, contratamos el coche a través de Smile Air.

Babeldaob es la mayor isla de Palaos. Con sus 331 km2 de extensión, contiene el 70% de la superficie terrestre del país, pero sólo el 30% de la población (distribuidos en 10 estados). La isla se encuentra rodeada por una carretera circular en muy buen estado, que facilita su visita. Nuestra ruta consiste esencialmente en un recorrido en sentido antihorario por esta carretera, parando en los lugares de interés turístico.

Pero antes de iniciar el recorrido por la carretera circular en sí, tomamos un desvío en dirección a la embajada americana de Palaos, para visitar la casa de reunión tradicional (bai) del estado de Airai. Por el camino vimos las ruinas de un centro de comunicaciones japonés de la Segunda Guerra Mundial. Como os mostraremos más adelante, las ruinas y restos de construcciones y vehículos militares japoneses abundan en Palaos, debido al período de varias décadas en el cual estas islas fueron parte del Imperio Japonés.

Tras llegar al final de la carretera, giramos a la izquierda para acceder al bai de Airai. Como podéis ver, es bastante similar al que ya habíamos visitado en los alrededores del Museo Nacional de Palaos. Este bai fue construido en 1890, y es el más antiguo de los que quedan hoy en día. Antiguamente, había un bai en cada aldea palauana, y servían como lugar de reunión para los ancianos que la gobernaban. Tradicionalmente, los bai se construían de madera de ipil (un árbol típico de Palaos y Filipinas) sobre una plataforma de piedra elevada, y se decoraban con pinturas que representan historias y elementos tradicionales de la cultura palauana. Por ejemplo, los círculos con una cruz inscrita que se encuentran dispuestos en hilera en la parte inferior del grabado frontal son un símbolo de riqueza, y las conchas abiertas de color negro pintadas en la parte inferior de las vigas de madera del interior representan almejas gigantes (una fuente tradicional de alimento y material para fabricar armas).

Bai de Airai

Tras acabar nuestra visita del bai de Airai, volvimos a la carretera circular, y emprendimos nuestro recorrido por ella. Nuestra primera parada fue la capital de Palaos, Ngerulmud.

Al contrario de lo que podría pensarse, la capital de Palaos no es Koror desde 2006, a pesar de que ésta es su mayor ciudad, sino Ngerulmud. Se trata de un complejo de edificios situado en el estado de Melekeok, que constituyen la ciudad capital más pequeña del mundo. En el se encuentra la sede de gobierno, así como el Congreso Nacional de Palaos y la sede del poder judicial. En palauano, Ngerulmud significa “lugar del mud fermentado”. Mud es el nombre en palauano del pez ángel cerradura, y la capital recibe este nombre porque se encuentra asentada sobre una colina donde tradicionalmente las mujeres palauanas ofrecían pez ángel fermentado a los dioses para ganarse su favor.

Ngerulmud, capital de Palaos

Nuestro siguiente destino fueron los monolitos de piedra de Badrulchau, en el estado de Ngarchelong, que se encuentra en el extremo norte de la isla de Babeldaob. Para llegar a ellos, una vez tuvimos que desviarnos de la carretera circular, tomando una salida hacia el norte en el estado de Ngaraard. Tras pagar la entrada de 5 dólares por persona, accedimos al sitio arqueológico. Allí se encuentran más de 30 monolitos de basalto de diverso tamaño (la más grande pesa 5 toneladas), algunos de ellos con rasgos humanos, y cuyo origen es todavía un misterio. Sí se sabe que no fueron talladas en Palaos, sino importadas de algún otro lugar. Además, datan del siglo II d.C., por lo que tienen casi 2000 años de antigüedad. Existen diversas teorías acerca de su posible origen basadas en comparaciones con artefactos parecidos encontradas en otras islas de Oceanía, pero ninguna es aceptada de forma generalizada. Según una leyenda tradicional palauana, son los pilares sobre los que se asienta el bai donde los dioses se reúnen. 

Monolitos de piedra de Badrulchau

A continuación avanzamos un poco más por la carretera hasta llegar al extremo norte de Babeldaob, donde se encuentran las ruinas de un faro japonés de la Segunda Guerra Mundial. La entrada vale también 5 dólares por persona. Aún se puede ver claramente el cráter del impacto de uno de los proyectiles con los que fue bombardeada la zona. Desde aquí se pueden obtener bonitas vistas de la jungla de alrededor y el océano extendiéndose hacia el norte.

Ruinas del faro japonés al norte de Babeldaob

Tras acabar nuestra visita por el norte, volvimos a la carretera circular y nos dirigimos a la última parada de nuestra ruta por Babeldaob: las cataratas de Ngardmau. Situadas en el estado del mismo nombre, son las cataratas más grandes no sólo de Palaos, sino de toda Micronesia. Nosotros llegamos a la entrada alrededor de las 4 y media de la tarde, por lo que conseguimos entrar por poco (cierran a las 5). 

Para llegar a las cataratas hay que atravesar un sendero a pie por medio de la jungla. A nosotros nos llevó unos 30 minutos recorrerlo, aunque fuimos a paso bastante ligero. El camino pasa por restos de una instalación de unas antiguas minas de bauxita, incluyendo vías de ferrocarril. En un momento dado, el camino se bifurca. Para llegar a las cascadas, hay que seguir por la derecha. Tras una pequeña subida, ya se pueden ver las cascadas a lo lejos. Entonces, hay una bajada por escalones de piedra, tras lo cual el camino desaparece y hay que seguir avanzando por el río (conviene ir con cuidado porque es muy resbaladizo).

Tras este tramo por el río, se retoma el camino por la jungla. Finalmente, se cruza un puente colgante para llegar a las cascadas. Allí encontraréis un área de descanso, y una pasarela que lleva a la parte baja de las cataratas. Tienen 37 m de ancho y la caída es de 30 m.

Cataratas de Ngardmau

Después de disfrutar de las cascadas y refrescarnos un poco, emprendimos nuestro regreso hacia la entrada del sendero. Tuvimos que realizarlo bastante rápido, ya que empezaba a anochecer. Una vez en el coche, regresamos a Koror. Volvimos de nuevo a pasear por su calle principal, en busca de recuerdos en los centros comerciales y tiendas pequeñas. ¡Nos resultó curioso ver decoraciones de Navidad por todas partes en un clima tan tropical, aunque era de esperar ya que estábamos a finales de Noviembre!

Para concluir un día lleno de aventuras fuimos a cenar al restaurante Carp. Es un pequeño restaurante familiar regentado por una anciana japonesa muy amable, donde se sirven platos japoneses y palauanos. Pudimos disfrutar de una variedad de platos japoneses, incluyendo sashimi y oyakodon (tortilla con pollo servidos sobre una base de arroz). Además, pudimos ver otro de los platos típicos de la cocina palauana: ¡la sopa de murciélago de la fruta!

Resumen

Lugares visitados:
  • Tour aéreo C por Palaos (volando desde Koror hasta Peleliu)
  • Centro de comunicaciones japonés de la Segunda Guerra Mundial
  • Bai de Airai
  • Capitolio en Ngerulmud
  • Monolitos de piedra de Badrulchau
  • Faro japonés de la Segunda Guerra Mundial
  • Cataratas de Ngardmau

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